diumenge, 17 d’abril del 2011

Una historia sobre chopos cabeceros de Teruel

Hola amigos, os vamos a contar una historia increíble pero cierta, que nos sucedió en tierras aragonesas.

En las jornadas tecnicas sobre árboles ancianos que se hicieron en Galicia conocimos a Chabier De Jaime, una persona apasionada por la naturaleza; nos habló de su tierra Calamocha (Teruel) y de sus árboles.

Intrigados por su historia fuimos a visitarlo a finales de Julio aprovechando unos días de vacaciones.

Pues bien, ¡vaya árboles!, auténticos supervivientes, os hablamos de los Populus nigra, comúnmente llamados chopos cabeceros.

El paisaje de la zona es más bien árido, a excepción de las zonas ribereñas donde abundan los chopos. Éstos antiguamente eran explotados para la industria de la construcción, concretamente para hacer vigas de las casas. Cada 10-15 años se terciaban a una altura de 2-3 metros, llevando una gestión impecable del árbol. Han pasado los años y estas fábricas de vigas han dejado de ser útiles a causa de haber sido sustituidos por otros materiales.

Así pues, nos encontramos con estos centenarios bosques de ribera a rebosar de chopos cabeceros; el espectáculo vale la pena. Los chopos tienen una edad aproximada de 150-200 años, con unos perímetros de tronco de hasta 10 metros y una altura de unos 15 metros. Muchos de ellos se encuentran en mal estado debido al abandono de las costumbres de “podas” periódicas.

Según el estudio que lleva a cabo nuestro amigo Chabier, se han censado 17758 ejemplares en la pequeña cuenca hidrográfica del río Pancrudo, que suma 110 Km. lineales de cursos de agua. No obstante en toda la provincia el número de cabeceros puede llegar a unos 100.000 de estos “abueletes”.

Chabier esta preocupado por el futuro de este valioso patrimonio buscando recursos e ideas para gestionarlo y también concienciando a la gente de la importancia de estos delicados y abandonados ecosistemas.

Realmente la visita valió la pena, nos comprometimos con Chabier a difundir la existencia de estos bellos parajes al esto de socios de Grimpacat y así colaborar en su gran proyecto, ahora nuestro también.

Josep Sibilla y Victòria